Hay artistas que no solo pintan cuadros, sino también hay algunos que pueden pintar la música y de paso forman una identidad entera. René Olivares fue uno de ellos.
Su obra no se colgaba solo en galerías: se escuchaba, se sentía, y viajaba en cada vinilo, en cada portada que acompañó la música de Los Jaivas, esa banda que logró fundir el rock con los sonidos del alma andina.
Nacido en Santiago en 1946, René Olivares Espínola fue pintor, ilustrador y diseñador gráfico. Desde los años setenta se convirtió en un colaborador inseparable del grupo, tanto que llegó a ser conocido como el sexto Jaiva. Esta semana, partió de este mundo a los 78 años, en París, dejando una huella profunda en el arte chileno y en la memoria colectiva de nuestro país.
Su historia con Los Jaivas comenzó en 1972, cuando conoció a Eduardo “Gato” Alquinta. De esa amistad nació una hermandad creativa que cambiaría para siempre la imagen del rock latinoamericano.
De sus manos surgieron portadas inolvidables como Los Jaivas (El Indio), Alturas de Machu Picchu y Hijos de la Tierra. Cada una de ellas es una pintura que parece respirar: montañas que se abren al sol, rostros que emergen de la piedra, y colores que mezclan lo ancestral con lo cósmico.
El estilo de Olivares era inconfundible: un universo donde la espiritualidad se entrelazaba con la naturaleza, los pueblos originarios y la visión de un Chile que buscaba su propio lenguaje visual.
No era solo un diseñador, sino un contador de historias visuales, capaz de convertir una carátula en una experiencia mística.
En 2023, celebrando los 60 años de la banda, René fue invitado a pintar un mural de 30 metros en la estación Cal y Canto del Metro de Santiago. Ese mural fue su última gran obra, una síntesis de todo lo que amó: la música, la tierra y la comunión entre el arte y el pueblo.
Los Jaivas lo despidieron con una frase que resume su legado:
“No hay Jaivas sin René Olivares, ni René Olivares sin Jaivas. René es el jaiva de rostro incógnito…”
Y es cierto. Sin él, sería difícil imaginar esas imágenes que nos guiaron a través de la historia musical del grupo. Su arte fue, y sigue siendo, la voz visual de una generación entera.
Gracias, maestro, por recordarnos que el arte no se ve: se siente.
Camionadas de bendiciones para todos.
¿Y tú? ¿Cuál es la portada de Los Jaivas que más te marcó? Cuéntamelo en los comentarios o comparte esta nota con quienes crecieron escuchando su música y soñando con sus imágenes.








