En el año 2018 decidí darme una pausa creativa distinta. Subí a Instagram tres pequeños cómics con un carácter autobiográfico. No suelo trabajar en ese formato porque, sinceramente, siempre he pensado que mi vida no es lo suficientemente interesante como para ser tema central. Sin embargo, la curiosidad artística me llevó a intentarlo.
La técnica que utilicé fue un experimento en sí misma: acuarelas e tintas aplicadas sobre papel Montval. Quería probar cómo la calidez de lo manual, lo tangible, podía convivir con la inmediatez y lo digital de las redes sociales. El resultado fue una experiencia gratificante: un formato novedoso que me permitió acercarme a otro tipo de narrativa, aunque reconozco que no se ajusta del todo al estilo que suelo tener.
Lo que aprendí con estos cómics fue que incluso cuando creemos que nuestras historias personales “no valen tanto”, al compartirlas descubrimos que pueden conectar con alguien más. El simple hecho de experimentar abre nuevas puertas y nos enriquece como creadores.
👉 ¿Y tú? ¿Alguna vez has intentado contar tu propia historia en un formato artístico? Déjame tu experiencia en los comentarios o compártela en redes sociales. Me encantaría saber cómo enfrentas el desafío de lo autobiográfico en el arte.